es posible que esta entrada resulte muy polémica.
No es mi intención ofender a nadie; todo lo contrario, lo que quiero (en realidad, lo que necesito) es compartir lo que yo sé con todo el mundo para invitar a la reflexión que yo me he hecho hace algún tiempo (no mucho) y que podía no haberme hecho nunca; si me dio por pensar en estas cosas, es porque otro amigo hizo conmigo lo que yo estoy haciendo ahora: mover a la reflexión.
Lo importante es que soy mucho más feliz desde que no consumo los productos de los que aquí hablo.
En el mercado hay disponible toda una gama de leches vegetales: de soja, de avena, de arroz, etc....(yo sobre todo la tomo de soja -también hay yogures- porque aporta la vitamina D y calcio que necesitamos...pero se pueden alternar; todas son ricas y muy sanas).
De cada una de ellas hay versión "convencional" y versión ecológica. La ecológica sube un poco de precio, por lo que mucha gente opta por la convencional. A decir verdar, yo voy alternando una y otra. La convencional no es ecológica, pero conviene mencionar que siempre es más ecológico el veganismo (el 95 % de la soja que se produce en Latinoamérica no va destinada a productos de consumo humano directo, sino a piensos para alimentar ganado para carne, leche o piel, Por paradójico que suene, se consume menos plantas siendo vegano que comiendo carne).
Ahora bien, ¿qué hay detrás de los productos lácteos?
* Una necesidad creada culturalmente. Lo de quitarle la leche a otra especie para tomárnosla nosotros (y no sólo durante la lactancia sino durante toda nuestra vida) es un caso único en la naturaleza. Muchos pensamos que no es natural.
* Pongamos que se invierten las tornas y son las vacas la especie dominante. Por algún motivo, descubren que pueden tomar leche humana (y yogures, queso, etc.) a través de esta metáfora a lo mejor nos cuesta menos ponernos en el lugar de los bóvidos.
* En una granja nacen dos hermanos, María y Juan. A los dos los separan inmediatamente de su madre, que gime e implora en vano.
* A Juan, como es macho, se lo llevan para la producción de esperma, carne y piel. A María la dejan en la granja lechera.
* A Juan lo engordan artificialmente (aparte de tenerlo viviendo en un espacio donde no puede apenas moverse). Lo atiborran a piensos y a antibióticos. ALgunos compañeros tienen más suerte y les dejan pastar un poco en un prado. Pero su destino no será diferente del de Juan.
* Algunas de las vacas empleadas de la granja, cuando se aburren, golpean a Juan en la cara con sus pezuñas. Por supuesto, muchas vacas ganaderas no tienen esta actitud tan cruel, pero las que sí lo hacen no suelen recibir castigo ni reprimenda alguna por parte de sus jefes, más preocupados por las ventas, etc.
* A muchos compañeros de Juan los venden, siendo niños, como carne de ternera. Su carne es más blanca y tierna cuanto más potingues les administren durante su reclusión en la granja.
* Los niños compañeros de Juan mueren a manos de las vacas que trabajan en el matadero. Juan sigue vivo porque lo quieren aprovechar como productor de esperma y carne de vaca adulta.
* La vida de María en la granja de leche es similar a la de Juan.
Cuando empieza a producir leche, la empiezan a ordeñar, todo el día, sin descanso, a través de unas válvulas metálicas que le colocan en los pezones.
Le darán un montón de potingues para que produzca más leche.
* Cuando María empieza a ovular, es el momento de fecundarla. Pero no será mediante el mantenimiento de relaciones sexuales con un hombre; por el contrario, las vacas que trabajan en la fábrica le introducen a María un tubo metálico en sus genitales y será así como le inyecten el esperma de un hombre, de la granja de Juan (puede ser del propio Juan).
* Esta operación la repetirán tantas veces como el cuerpo de María aguante. Es un incesante círculo de embarazo, parto y separación de todos los hijos que van naciendo. La leche del pecho de María no es para sus hijos (se los arrebatan todos), sino para las vacas, que compran la leche, el queso o los yogures en la tienda.
* Cuando Juan tiene el volumen comercialmente aceptable para su venta como carne y cuero, lo cuelgan boca, le aplican una descarga eléctrica en la cabeza para sedarlo; unas veces con más éxito que otras...pero las vacas que trabajan en la fábrica no pueden pararse a comprobar si Juan sigue consciente o no; eso le haría perder dinero a su jefe y peligraría su puesto de trabajo, así que proceden a darle a Juan un tajo en el cuello, antes de que pase a la sala de despiece.
* Huelga decir que, cuando María ya no es tan rentable para la producción masiva de niños, corre la misma suerte que Juan.
¿No es fácil de imaginar?
Pues esto es lo que hay detrás de un vaso de leche, filete de vaca o cinturón/bolso/zapato de piel.
Vale, esto no era así en tiempos de nuestros padres o abuelos...Por entonces, las granjas no eran industriales, no se daba la masificación, etc.
Bueno, María y Juan se ahorraban una parte de su tormento. Pero no creo que sea muy agradable que a uno lo maten, lo ordeñen o lo obliguen a reproducirse en ningún caso, ya sea después de una vida tranquila pastando y retozando o después de una vida de esclavitud confinado en una jaula y entubado.
Nosotros, como consumidores, podemos acabar con todo este sufrimiento. Sin juzgar a los demás, sin ofender, pero actuando.
En el mercado hay disponible toda una gama de leches vegetales: de soja, de avena, de arroz, etc....(yo sobre todo la tomo de soja -también hay yogures- porque aporta la vitamina D y calcio que necesitamos...pero se pueden alternar; todas son ricas y muy sanas).
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