Los llamados "valores", agrupados en listas y escalas, son algo arbitrario, subjetivo, y suelen ser copiados de otras personas. Unas veces los copiamos de nuestros padres, abuelos, de amigos, jefes, políticos...de nuestro entorno en general. Eso nos ahorra el esfuerzo de mirar en nuestro interior. También asimilamos los valores que nos transmite la publicidad, esa herramienta de propaganda masiva, y los medios de comunicación, los cuales no son más que grandes intereses corporativos.
Con los "valores" se intenta justificar siempre cosas que causan mucho sufrimiento a muchos seres conscientes.
Se mata, se invade o se encierra a la gente en nombre de la "fe", de la "lealtad", del "progreso"....
Decimos que está mal matar, violar, invadir, envenenar, manipular...pero no sabemos explicar por qué. Ni las leyes ni la Declaración de los Derechos Humanos han servido para que las personas se pongan de acuerdo en buscar el camino común. Uno siempre puede elegir saltárselas.
Pero, ¿y si nos retrotraemos al punto de referencia más arcaico y primigenio de nuestro ser, diciendo cosas como "tengo la necesidad de sentirme en comunión con todos los seres conscientes, y para ello a su vez tengo la necesidad de no causar sufrimiento a otros seres conscientes?"
Eso es incontestable; no hay religión, ley ni código de honor que pueda amparar violaciones a estos principios...porque no son principios, son lo más básico e instintivo. Si proponemos hacer este viaje es entre otras cosas porque deja sin justificación la guerra, la codicia, el egoísmo y todo aquello que causa sufrimiento.
Bajo capas y capas de esquemas culturalmente elaborados, late nuestra vida, la llama de nuestras verdaderas necesidades: techo, luz, agua, nutrientes, afecto a través del alma y del cuerpo, comprensión, empatía, diversión, compañerismo, comunidad, espiritualidad, risa, llanto, plenitud, ejercicio físico, lectura, estímulo intelectual, ...y cosas así. No lo he copiado de ningún sitio; esta lista se le ocurre a cualquiera en cualquier momento.
Un conjunto de necesidades simples, sencillas, fáciles de atender y que no plantean conflicto alguno entre los 7000 millones de seres humanos del planeta.
Qué gran distancia entre estas cosas y el determinismo imperante: "las cosas son así", "siempre ha habido ricos y pobres", "siempre se ha hecho así", "las cosas no son tan fáciles", etc.
Por qué no nos libramos de los "valores"? acaso hay un sistema o escala de valores común a todxs?
¿no hay escalas de valores muy extendidas, seguidas por mucha gente, que anteponen la el "honor", la "lealtad" o la "valentía" a la vida humana? Y eso que llaman "sentido común", ¿qué es? ¿Sólo porque se lo hemos copiado a nuestros padres y abuelos ya es algo universal e incuestionable?
¿por qué no librarnos de ese lastre que es tener que estar cumpliendo siempre con unos valores, diferentes de los del vecino, diferentes según el momento del día y del estado anímico? Y eso de que el trabajo dignifica? O lo de "cumplir con las obligaciones"? ¿No suena muy desconectado de nuestra verdadera naturaleza?
Somos seres de agua, de luz y energía. Tenemos necesidades físicas, sociales, afectivas, intelectuales, espirituales, etc. Atender estas necesidades es de lo más simple y permite vivir con el embalse interior de energía lleno y con su superficie serena. Si empleamos nuestra energía en atender nuestras necesidades verdaderas, y no en seguir normas culturalmente elaboradas, como la "justicia", la "igualdad", la "reciprocidad", los "derechos" y "deberes", el equilibrio que buscamos aparecerá automáticamente. Estas cosas ya estaban en la antigua India; la especie se olvidó de ellas para enfrascarse en siglos de elaboración cultural, una cultura que sólo llegaba a una pequeña parte de la población, y que venía siempre rodeada de una espiral de guerra, enfermedad y oscuridad (y ultramaterialismo, dogmas, crisis, desahucios, explotación).
A lo mejor pasar por todo eso era la única manera de darnos cuenta. Pero ahora ya no hay excusa.
Propongo que nos liberemos de las escalas de valores, esa pesada cadena, y optemos por vivir.
Todo lo demás vendrá solo: fuera estructuras, fuera gobiernos, estados, policía, ejército y jueces. Adiós a la acumulación material, a la especulación y a la búsqueda de adictivos refugios para evadirnos. Fuera adoctrinamiento y miedo. Fuera las cadenas productivas basadas en la explotación y aislamiento de todos sus actores. Restablézcase el fluir de la energía entre los seres y abajo los muros.
Lo que solemos hacer es ir por ahí siguiendo guiones que nos pasan (en el trabajo, en el parlamento, en el templo, etc.) e ir respondiendo a estímulos que nos van pareciendo más importantes que otros...
Es más fácil pensar qué quiere uno, lo cual equivale a "qué necesita", y después buscar las formas de conseguir eso sin cerrar el camino de otra necesidad (por ejemplo, nuestra necesidad natural y básica de no causar daño a otros seres conscientes ).
Con los "valores" se intenta justificar siempre cosas que causan mucho sufrimiento a muchos seres conscientes.
Se mata, se invade o se encierra a la gente en nombre de la "fe", de la "lealtad", del "progreso"....
Decimos que está mal matar, violar, invadir, envenenar, manipular...pero no sabemos explicar por qué. Ni las leyes ni la Declaración de los Derechos Humanos han servido para que las personas se pongan de acuerdo en buscar el camino común. Uno siempre puede elegir saltárselas.
Pero, ¿y si nos retrotraemos al punto de referencia más arcaico y primigenio de nuestro ser, diciendo cosas como "tengo la necesidad de sentirme en comunión con todos los seres conscientes, y para ello a su vez tengo la necesidad de no causar sufrimiento a otros seres conscientes?"
Eso es incontestable; no hay religión, ley ni código de honor que pueda amparar violaciones a estos principios...porque no son principios, son lo más básico e instintivo. Si proponemos hacer este viaje es entre otras cosas porque deja sin justificación la guerra, la codicia, el egoísmo y todo aquello que causa sufrimiento.
Bajo capas y capas de esquemas culturalmente elaborados, late nuestra vida, la llama de nuestras verdaderas necesidades: techo, luz, agua, nutrientes, afecto a través del alma y del cuerpo, comprensión, empatía, diversión, compañerismo, comunidad, espiritualidad, risa, llanto, plenitud, ejercicio físico, lectura, estímulo intelectual, ...y cosas así. No lo he copiado de ningún sitio; esta lista se le ocurre a cualquiera en cualquier momento.
Un conjunto de necesidades simples, sencillas, fáciles de atender y que no plantean conflicto alguno entre los 7000 millones de seres humanos del planeta.
Qué gran distancia entre estas cosas y el determinismo imperante: "las cosas son así", "siempre ha habido ricos y pobres", "siempre se ha hecho así", "las cosas no son tan fáciles", etc.
Por qué no nos libramos de los "valores"? acaso hay un sistema o escala de valores común a todxs?
¿no hay escalas de valores muy extendidas, seguidas por mucha gente, que anteponen la el "honor", la "lealtad" o la "valentía" a la vida humana? Y eso que llaman "sentido común", ¿qué es? ¿Sólo porque se lo hemos copiado a nuestros padres y abuelos ya es algo universal e incuestionable?
¿por qué no librarnos de ese lastre que es tener que estar cumpliendo siempre con unos valores, diferentes de los del vecino, diferentes según el momento del día y del estado anímico? Y eso de que el trabajo dignifica? O lo de "cumplir con las obligaciones"? ¿No suena muy desconectado de nuestra verdadera naturaleza?
Somos seres de agua, de luz y energía. Tenemos necesidades físicas, sociales, afectivas, intelectuales, espirituales, etc. Atender estas necesidades es de lo más simple y permite vivir con el embalse interior de energía lleno y con su superficie serena. Si empleamos nuestra energía en atender nuestras necesidades verdaderas, y no en seguir normas culturalmente elaboradas, como la "justicia", la "igualdad", la "reciprocidad", los "derechos" y "deberes", el equilibrio que buscamos aparecerá automáticamente. Estas cosas ya estaban en la antigua India; la especie se olvidó de ellas para enfrascarse en siglos de elaboración cultural, una cultura que sólo llegaba a una pequeña parte de la población, y que venía siempre rodeada de una espiral de guerra, enfermedad y oscuridad (y ultramaterialismo, dogmas, crisis, desahucios, explotación).
A lo mejor pasar por todo eso era la única manera de darnos cuenta. Pero ahora ya no hay excusa.
Propongo que nos liberemos de las escalas de valores, esa pesada cadena, y optemos por vivir.
Todo lo demás vendrá solo: fuera estructuras, fuera gobiernos, estados, policía, ejército y jueces. Adiós a la acumulación material, a la especulación y a la búsqueda de adictivos refugios para evadirnos. Fuera adoctrinamiento y miedo. Fuera las cadenas productivas basadas en la explotación y aislamiento de todos sus actores. Restablézcase el fluir de la energía entre los seres y abajo los muros.
Lo que solemos hacer es ir por ahí siguiendo guiones que nos pasan (en el trabajo, en el parlamento, en el templo, etc.) e ir respondiendo a estímulos que nos van pareciendo más importantes que otros...
Es más fácil pensar qué quiere uno, lo cual equivale a "qué necesita", y después buscar las formas de conseguir eso sin cerrar el camino de otra necesidad (por ejemplo, nuestra necesidad natural y básica de no causar daño a otros seres conscientes ).
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