Sumideros de Tao
(resumen de lo que quiero hacer y de por qué no puedo hacerlo).
El néctar divino se te escapa a chorros...y no encuentras fuente con que suplir tanta pérdida.
Tienes tanto que contar...y tan poca fuerza para contarlo...
Quieres evadirte a través de un vídeo relajante, por ejemplo Claro de Luna, de la ópera Cuando florece el alforfón. En la pantalla no dejan de salir molestos avisos y notas.
Eres demasiado consciente de temas delicados:
- Cuáles son las verdaderas necesidades del ser humano
- Qué relación existe entre la vida actual en nuestras sociedades, basada en la imitación y la resignación, y esa otra posible vida orientada a la satisfacción en paz, armonía y equilibrio de las necesidades reales.
Pero no puedes lanzarte a la anhelada aventura de llevar a la práctica ese mundo posible.
La sociedad te exige cosas, unas propias de los vínculos establecidos en épocas anteriores, otras correspondientes a tu aparente juventud.
Aparente.
Eres un viejo que cada día es más joven, pero vives en el cuerpo de un joven cada día más viejo.
Demasiado lío para tener la mente en sosiego.
Tus afanes de construcción y deconstrucción se ven por la ventana, libres cometas que nadan en luz de sol. Tú, tú eres cometa con demasiados hilos a tierra.
(Inciso)
(resumen de lo que quiero hacer y de por qué no puedo hacerlo).
El néctar divino se te escapa a chorros...y no encuentras fuente con que suplir tanta pérdida.
Tienes tanto que contar...y tan poca fuerza para contarlo...
Quieres evadirte a través de un vídeo relajante, por ejemplo Claro de Luna, de la ópera Cuando florece el alforfón. En la pantalla no dejan de salir molestos avisos y notas.
Eres demasiado consciente de temas delicados:
- Cuáles son las verdaderas necesidades del ser humano
- Qué relación existe entre la vida actual en nuestras sociedades, basada en la imitación y la resignación, y esa otra posible vida orientada a la satisfacción en paz, armonía y equilibrio de las necesidades reales.
Pero no puedes lanzarte a la anhelada aventura de llevar a la práctica ese mundo posible.
La sociedad te exige cosas, unas propias de los vínculos establecidos en épocas anteriores, otras correspondientes a tu aparente juventud.
Aparente.
Eres un viejo que cada día es más joven, pero vives en el cuerpo de un joven cada día más viejo.
Demasiado lío para tener la mente en sosiego.
Tus afanes de construcción y deconstrucción se ven por la ventana, libres cometas que nadan en luz de sol. Tú, tú eres cometa con demasiados hilos a tierra.
(Inciso)
La gente se pasa el día,
siguiendo surcos preestablecidos. Lo de pensar qué es lo que uno desea en la
vida- y si coincide o no con lo que está haciendo- se considera una osadía, un
desafío a las recatadas costumbres del buen imitador de patrones heredados. Nos
levantamos de la cama sin saber exactamente por qué o para qué, vamos al
trabajo sin saber si es lo que queremos, nos casamos, tenemos hijos- quienes
tienen que ir a la Universidad como sea- nos hacemos un plan de pensiones...Comemos
lo que come todo el mundo para no destacarnos, si la gente va en coche nosotros
también, si se compran el último modelo de teléfono móvil, nosotros no vamos a
ser menos; si los demás se meten en una hipoteca, cómo iba yo a ser menos...
Y todo eso, ¿cómo es posible en un mundo donde impera un modelo económico y social productivista insostenible, donde las necesidades del ser humano quedan tan en segundo plano, relegadas a lo que dicten los devaneos del gran sistema sociológicamente establecido, que ni siquiera los idiomas reflejan la formulación de dichas necesidades con vocabulario preciso?
Pues ha sido posible para muchas personas y durante un tiempo dentro de un gran espejismo. El espejismo de que era posible una sociedad equilibrada, relativamente justa, pacífica y democrática dentro de las coordenadas del AEDU (el sistema ultramaterialista productivista explotacionista segregacionista clasista especista mundial), sistema que con la actual crisis se está viniendo abajo.
Mucha gente, consciente de este desmoronamiento de todo lo que considerábamos inexpugnable, se ha puesto a buscar alternativas. La que nosotros proponemos no se queda en la simple sustitución de la capa coyuntural por otra mejor; va un paso más allá: si podemos hincarle el diente también a la capa cultural, ¿por qué no hacerlo?
(fin del inciso)
Hablar con gente que te quiere...eso te ayuda, porque es gente que te quiere, y te cansa, porque es hablar.
¡Oh, trampa!
Ya te asomaste al abismo y, en él, has encontrado el Tao en vez de la muerte.
Has sabido que existen jardines zen en medio de la batalla. Mas hallas sus muros tan cerrados para ti, como abiertos para quienes no quieren traspasarlos.
Y todo eso, ¿cómo es posible en un mundo donde impera un modelo económico y social productivista insostenible, donde las necesidades del ser humano quedan tan en segundo plano, relegadas a lo que dicten los devaneos del gran sistema sociológicamente establecido, que ni siquiera los idiomas reflejan la formulación de dichas necesidades con vocabulario preciso?
Pues ha sido posible para muchas personas y durante un tiempo dentro de un gran espejismo. El espejismo de que era posible una sociedad equilibrada, relativamente justa, pacífica y democrática dentro de las coordenadas del AEDU (el sistema ultramaterialista productivista explotacionista segregacionista clasista especista mundial), sistema que con la actual crisis se está viniendo abajo.
Mucha gente, consciente de este desmoronamiento de todo lo que considerábamos inexpugnable, se ha puesto a buscar alternativas. La que nosotros proponemos no se queda en la simple sustitución de la capa coyuntural por otra mejor; va un paso más allá: si podemos hincarle el diente también a la capa cultural, ¿por qué no hacerlo?
(fin del inciso)
Hablar con gente que te quiere...eso te ayuda, porque es gente que te quiere, y te cansa, porque es hablar.
¡Oh, trampa!
Ya te asomaste al abismo y, en él, has encontrado el Tao en vez de la muerte.
Has sabido que existen jardines zen en medio de la batalla. Mas hallas sus muros tan cerrados para ti, como abiertos para quienes no quieren traspasarlos.
Kirín Lukowitz Taobisawa
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